Psicólogo especialista en estrés en Córdoba

El estrés es un proceso natural y normal que responde a la necesidad de adaptarnos al entorno que nos rodea, en constante cambio; por lo tanto, cierta cantidad de estrés es necesario y saludable para que el organismo responda de manera adecuada a los retos y los cambios de la vida diaria; es lo que se conoce como estrés positivo. Pero resulta perjudicial si hay un nivel de estrés muy alto o si se prolonga en el tiempo, ya que afecta al equilibrio emocional de la persona.

Originada por el instinto de supervivencia del ser humano, el estrés tan solo es una respuesta fisiológica y psicológica de una persona que intenta adaptarse a las presiones a las que está sometida y en la que se ven involucrados muchos órganos y funciones del cuerpo (corazón, músculos, flujo sanguíneo, etc.)

Los síntomas más características son:

  • Emociones: ansiedad, miedo, enfado, ira, irritabilidad, confusión. Una agonía emocional, que sería la combinación de las tres emociones del estrés: enfado o irritabilidad, ansiedad y depresión
  • Pensamientos: pensamientos repetitivos, negativos, automáticos, excesiva autocrítica, preocupación por el futuro, etc.
  • Conductas: trato inadecuado en las relaciones sociales, llanto, apretar las mandíbulas, aumento del consumo de tabaco, alcohol…
  • Cambios físicos: músculos contraídos (en tensión), dolor de cabeza, dolor de espalda o cuello. Estas tensiones musculares conllevarían un desgarro muscular y problemas en tendones y ligamentos. Problemas estomacales e intestinales como pueden ser acidez, diarrea, estreñimiento y síndrome de colon irritable. La sobreexcitación acarrea una subida de la presión sanguínea, ritmo cardíaco acelerado, sudoración de las manos, mareos, migrañas, manos o pies fríos, dificultad para respirar y dolor en el pecho.
estres

Trabajamos todo tipo de estrés de la mano de nuestros psicólogos expertos

Podríamos decir que hay dos tipos principales:

  • Estrés agudo

    Este es el tipo de estrés más común, es estrés a corto plazo y desaparece rápidamente. Surge de las exigencias y presiones del pasado reciente y las exigencias y presiones anticipadas del futuro cercano. Este tipo de estrés nos ayuda a controlar situaciones peligrosas. El estrés en pequeñas dosis puede ser fascinante, ya que aparece en situaciones nuevas y emocionantes, pero demasiado resulta agotador. Ya que es a corto plazo, el estrés agudo no tiene tiempo suficiente para causar los daños importantes.

    La mayoría de las personas reconocen los síntomas de estrés agudo, podríamos decir que es una lista de cosas que han ido mal en sus vidas: el accidente de
    coche que abolló la chapa, la pérdida de un contrato importante, un plazo de entrega de un trabajo en la universidad, los problemas de su hijo en la escuela, etc.
    El estrés agudo puede presentarse en la vida de cualquiera, sin embargo, es muy fácil de tratar y de manejar.

  • Estrés agudo episódico

    Se trata de pequeñas crisis de ansiedad ocasionales que aparecen como respuesta a estímulos externos que perturban la tranquilidad. Las personas que son más propensas a sufrir este tipo de estrés son aquellas que no han establecido una rutina diaria para ordenar sus vidas. Este desorden origina que en ocasiones se agobien por no poder hacer frente a todas las cosas que tienen que hacer. Suele ser común para todos, el hecho de explotar en ciertas ocasiones, sin embargo, cuando este desequilibrio comienza a ser algo frecuente es necesario buscar soluciones.

    Una de las consecuencias del estrés agudo episódico es que las personas que lo padecen suelen sentir ansiedad y muy irritables, y esto a su vez causa una hostilidad y malhumor. Además, también pueden aparecer efectos físicos, como los dolores de cabeza, la hipertensión o la agitación ante situaciones de estrés.
    Una de las claves para paliar estas situaciones de estrés puede ser replantearse las responsabilidades en función de lo que consideremos prioritario para poder dejar a un lado lo que no es importante.

  • Estrés crónico

    A diferencia del estrés agudo, el estrés crónico dura un periodo de tiempo prolongado, es decir, semanas o meses. Si antes hemos dicho que el estrés agudo puede ser fascinante en pequeñas dosis, el estrés crónico no lo es. Este estrés es agotador hasta el punto de que desgasta a las personas día tras día. El estrés crónico destruye al cuerpo, la mente y la vida Es probable que una persona tenga estrés crónico si tiene problemas económicos, un matrimonio infeliz o problemas laborales. En ocasiones la persona puede estar tan acostumbrada al estrés crónico que no se dé cuenta de que es un problema. Los problemas de salud que acarrea el estrés crónico aparecerán si no se controla.

    El estrés crónico surge cuando una persona no ve una salida a una situación complicada. Es el estrés que surge de las exigencias y presiones durante períodos aparentemente interminables. La persona termina por abandonar la búsqueda de soluciones.

    En ocasiones el estrés crónico proviene de experiencias traumáticas en la infancia que se interiorizaron y se mantienen dolorosas y presentes desde entonces. Algunas de estas experiencias afectan profundamente a la personalidad del individuo, hasta el punto de que se genera una visión del mundo, o un sistema de creencias, que provoca un estrés interminable para la persona. La peor parte del estrés crónico es que las personas se acostumbran a él y se olvidan de que lo están sufriendo, se toma conciencia rápidamente del estrés agudo porque es nuevo, pero se ignora al estrés crónico porque es algo viejo y familiar.

    El estrés crónico mata a través del suicidio, el ataque al corazón e incluso el cáncer. Las personas se van desgastando hasta llegar a una crisis nerviosa fatal. Dado que los recursos físicos y mentales se ven consumidos por el desgaste a largo plazo, los síntomas de estrés crónico son complejos de tratar.

Causas

Cualquier suceso puede generar y ser causa de estrés, por ejemplo, el nacimiento de un niño o la pérdida de empleo. No tiene porqué tratarse necesariamente de eventos muy intensos, es suficiente con que se acumulen durante largos períodos de tiempo.

Es importante dejar claro que ciertas situaciones que provocan estrés en una persona pueden resultar insignificantes para otra. Cualquier tipo de cambio en la vida de una persona puede generar tensión, pero lo relevante es la manera en que la persona afronta ese cambio, ya que cada persona tiene una tolerancia diferente a las dificultades y un umbral del estrés distinto.

Podríamos citar diferentes:

  • Exposición a productos químicos.
  • Ruido.
  • Malas posturas.
  • Temperaturas extremas.
  • Hacinamiento.
  • Hambre.
  • Falta de sueño.
  • Mudanzas y/o obras en casa.
  • Exámenes.
  • Problemas sentimentales: casarse, divorciarse, tener un bebé.
  • Problemas laborales: desempleo, comenzar un nuevo empleo, competitividad, dificultades en el trabajo despido, jubilación.
  • Muerte o enfermedad grave de un familiar cercano.
  • Discusiones en el entorno familiar.
  • Falta de tiempo para dedicar al ocio.

Centro especializado en tratamiento de estrés laboral

Prevención

En ocasiones es inevitable sufrir estrés en el trabajo, de ahí que la prevención sea fundamental. A pesar de ello el reto consiste en hacerle frente de la mejor manera posible. Estas son algunas estrategias:

  • Comer de manera saludable

    Los alimentos y bebidas tienen un gran impacto en cómo nos sentimos y actuamos. Es adecuado seguir una dieta sana y equilibrada, no abusar del alcohol ni de sustancias excitantes y aprovechar el tiempo de la comida para descansar y para favorecer las relaciones sociales y familiares.
    En ocasiones, el estrés provoca que algunas personas consuman alimentos azucarados y poco saludables, como la bollería o los refrescos de cola. Hacer las cinco comidas al día recomendadas y puede marcar una gran diferencia. Esto permitirá que el cuerpo libere, constantemente durante todo el día, un flujo de energía, lo que mejorará la concentración y estado de ánimo. Una dieta equilibrada se compone de alimentos de los cinco principales grupos: – proteínas (carne, pescado, queso, y huevos) – carbohidratos (pan, pasta, arroz y patatas) – productos lácteos (queso, leche y yogures) – frutas y hortalizas (al menos cinco porciones al día) – grasas y azúcares (nueces, aguacates y alimentos dulces).

    Igualmente, si se consume alcohol, no es recomendable exceder el máximo recomendado en la ingesta diaria, beber más de lo recomendado puede tener consecuencias negativas en la salud. De la misma manera, beber demasiada cafeína puede hacer que se sienta ansioso, irritable e inquieto.

  • Descanso

    Es común que el patrón de sueño cambie cuando nos sentimos estresados. Problemas en el trabajo o en nuestras relaciones familiares puede causar noches de insomnio o pesadillas. Dormir suficiente, disfrutar de las vacaciones y los fines de semana y desconectar de los problemas del trabajo cuando acabe la jornada laboral ayudará a dormir mejor y por lo tanto a despertarnos descansados al día siguiente.

  • Ejercicio físico

    El ejercicio físico ayuda a relajarse y a relacionarse con amigos o familiares. Sirve también para liberar tensiones y alejar los pensamientos negativos, ya que se sabe que durante el ejercicio se libera una serotonina, que nos hace sentir más felices y menos estresados; la actividad física también mejora la circulación y previene los ataques cardiacos.

    Hacer, por lo menos, 30 minutos de ejercicio cinco veces a la semana mejora tanto la salud como la sensación de estrés que estemos sufriendo.

  • Otras estrategias
    • Aprender a organizarse, saber distribuir el tiempo y establecer prioridades para poder descansar y hacer las tareas que son nuestra responsabilidad.
    • Tomar decisiones sin huir de los problemas, y haciéndoles frente para decidir la mejor opción.
    • Interpretación de situaciones: no exagerar las consecuencias negativas que traerá un determinado suceso y, así, no sufrir innecesariamente por problemas que aún no han aparecido.
    • Autoestima: Es bueno tratarse bien y quererse a uno mismo. Si se ha hecho algo bien, felicitarse por ello y si, por el contrario, se ha fallado, reconocer el error e intentar rectificarlo, sin castigarnos demasiado

    ¿Necesitas ayuda?
    No dudes en contactar con nosotros